La enseñanza supera los riesgos COVID, un estudio lo demuestra

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Desde el inicio de la pandemia COVID-19 algo significativo fue el confinamiento global que la sociedad experimentó, a esto se sumó el cierre temporal de negocios, establecimientos, suspensión de servicios…

A esto indudablemente se sumaron los cierres en las escuelas que acabaron afectando a miles de familias. Si nos detenemos a pensar en el entorno social de los niños, esto afectó a su bienestar social y emocional y supuso grandes incertidumbres al volver a las aulas.

En el caso de las escuelas infantiles, los niños tienen mayores probabilidades de ser contagiados con el virus, aunque este contagio se realice de forma asintomática, sumado a esto los niños presentan una menor capacidad pulmonar, aunque también una menor duración de la excreción viral que los adultos. Con la llegada de las vacunas las familias están más tranquilas ya que se protegen los unos a los otros, minimizando los altos niveles de preocupación de meses anteriores.


«Ahora hay que centrarse en evaluar y aplicar medidas de mitigación basadas en la evidencia para reducir el riesgo de infección en las escuelas, no sólo para proteger a los estudiantes y al personal, sino también para minimizar la interrupción de la educación y el acceso a servicios adicionales»


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